A raíz de esta
interesante noticia sobre unas declaraciones del premio nobel de física me gustaría plasmar una reflexión que hace
tiempo que me ronda por la cabeza: la vida como la singularidad mas escasa del
universo, más escasa que el oro, los diamantes o cualquier material raro.
La exploración espacial
es maravillosa, una camino sorprendente que está emprendiendo la humanidad hacia
las estrelles, pero a pesar de algunos titulares sensacionalistas y frases optimistas
de algunos, lo mas valioso de este viaje es que nos enseña a ser humildes, y
ver nuestro lugar en el basto universo.
Vivimos en un mundo
pequeño, un pálido punto azul como dijo el gran Carl Sagan. Se han descubierto
miles de mundos, pero de momento que sepamos solo en el planeta tierra existe
la vida. La vida en el universo está demostrando ser más escasa que el oro o
cualquier material al que le damos valor, el áureo metal puede ser
relativamente escaso en la tierra, pero se encuentra en miles de millones de
toneladas en centenares de estrelles, planetas, lunas y asteroides. Sin embrago,
la vida, el ser pensante, de momento solo podemos hallarlo en un diminuto mundo
en medio de una galaxia enorme. Que sepamos, solo estamos nosotros en el basto
universo, no hay más, solo hay un par de osos grizzli en todo el infinito
universo, un par de abejas, un par de orquídeas, un par de atunes, no hay más,
si acabamos con ellos no habrá nunca jamás más.
Esa es la dura pero bella
realidad, el deber del hombre no es convertirse en el despótico gobernante de
la tierra, sino en su paladín y guardián, en nuestra mano esta preservar el
regalo que se nos dio, aquello realmente escaso en la naturaleza caótica del
cosmos cuya creación es mucho más compleja que la de cualquier metal o piedra
rara, la vida y un mundo capaz de sostenerla.
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