La Piedra Sagrada, de Miguel Pascual
"Sigilosamente, el soldado giró la última esquina
antes de divisar su objetivo. Hasta el momento no había tenido que matar a
nadie para llegar a aquel lugar, pero era evidente que aquella situación iba a
cambiar de un momento a otro. Ataviado en su armadura, miró al centinela que
protegía el sagrado objeto de los guerreros de la sexta compañía. Un pequeño
fragmento de piedra bellamente esculpido por una raza alienígena, el primitivo
pueblo de los huntai se la había ofrecido a los tiradores de aluminio como prueba
de su enlace. Con ella, los huntai habían decidido someterse voluntariamente a
los guerreros del acero y convertirse en sus vasallos. Aquello no solo había
sumado un importante logro en la gestas de los tiradores del aluminio, sino
también en la brillante carrera de los guerreros del acero para recuperar el
trono imperial. Aunque a simple vista parecía insignificante, era de vital
importancia su presencia en el lugar, pues su gran simbolismo era la unión que
ataba a los huntai a sus señores. Sin la piedra, seguramente se rebelarían,
enfadados por la ofensa que significa haber perdido tal ancestral objeto. Era
bien seguro que los guerreros del acero podrían aplastar la rebelión con
facilidad, pero perderían un tiempo y recursos valiosos en ello en detrimento
de otras gestas de mayor valor. Era por ello motivo suficiente para su robo.
Miró la pequeña
estancia y visualizó los rayos que servían de alarma. «Si por alguna razón
alguien roba el sagrado objeto, estos rayos harán sonar la alarma y en cuestión
de segundos taponaremos la puerta», esas habían sido las palabras de uno
de los guerreros del acero.
El soldado dejó escapar
una sonrisa al recordar cómo había sido informado. Ahora, sabía por dónde
intentarían atraparle y el camino que debía coger para huir. Correría rápido y
se iría lejos, a un lugar donde nadie pudiera encontrarlo. O quizás se quedaría
un rato más para que no sospecharan de él. De un modo o de otro, no tenía mucho
tiempo para decidirse, pues todo el tiempo del que disponía debía utilizarlo
para cumplir con la misión.
Un ruido provocado por
el centinela obligó al acechador a aparcar sus pensamientos. El proyectil de
aluminio casi se había acercado lo suficiente. Un paso más y podría asaltarle
sin que pudiese gritar para avisar a los demás.
Sin pensarlo, se
agachó esperando ese último paso de su presa. Desenfundó con cautela un afilado
cuchillo y cuando su oponente se acercó, saltó hacia él.
El ataque pilló por
sorpresa al infeliz, que tan solo pudo sentir la peligrosa arma clavándose en
su espalda, para después caer al suelo.
El misterioso soldado
retiró con suavidad el cuchillo y, tras limpiarlo con un pañuelo, se situó
frente al sagrado objeto.
—Ya
eres mío —susurró
cogiendo el fragmento de piedra.
Tal y como había
pronosticado, los rayos hicieron saltar las alarmas. Y sin perder tiempo y con
suma velocidad, el soldado tomó la única vía de escape que tenía."
Y
llegamos al último de los relatos de “Brillo Metálico en Tiempo de Tinieblas”,
“La Piedra Sagrada” de Miguel pascual. Y sí, la portada de la novela está
ambientada en este último relato.
Han
robado una gema de gran valor a los Guerreros del Acero y un grupo de guerreros
de elite tendrá que encargarse de perseguir y atrapar al ladrón por las calles
de un pueblo solitario y deprimente de Dazeta.
Estamos
ante un relato lleno de acción, que no da tregua, donde uno no sabe quién está
dando caza a quien, si el ladrón a sus perseguidores o al revés. Para mi ese es
el punto fuerte del relato, su frenetismo y lo emociónate que se hace. También
sabe a intriga y misterio, hasta el último momento no queda claro quién es el
ladrón, lo que lo hace aún más interesante.
Sus principal
protagonista es Virial, una mujer tenaz y valiente, con una gran personalidad. También
coge mucho protagonismo el misterioso posadero Acram.
En
su conjunto un relato ágil y vivaz, sin duda, una buena manera de acabar el
libro.
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